No hace falta ir muy atrás en las entradas de este humilde blog para saber que me gustan las canastitas.
Y es que son del tipo de comida fácil de hacer, que se rellena con cualquier cosa que tenga uno sobrando y ni siquiera se tarda mucho en prepararlas.
El tema es cuan bien salen.
Y justamente por ser tan fáciles de preparar es que resulta algo indignante cuando se te desarma toda la bandeja porque la masa... bueh, tuvo ganas.
Y es que a mí me gusta comprar las tapas de empanada de oferta. Realmente ¿por qué tendrían que salir mejor o peor por ser más tobara la masa? (No me respondan, no pretendo que mi indignación sea justa).
Pues bien, decidí hacer trampa.
Esta es mi canastita hecha en un moldecito de tarteleta de aluminio. Mi Má me dio 13 (¡!) de esos -junto con una docena de otros más altos que uso para hornear cupcakes- y salvo las vueltas que hice frolitas, no les había dado mucha bola.
¿Lo mejor de todo? Que aparte de que no se me desarmen las canastitas, al doblarlas menos entra MUCHO más relleno. ¡Como el doble!
Debo decir que me tomó 2 intentos perfeccionar la cocción ya que la primera vuelta las bases me quedaron algo crudas. Al segundo intento lo resolví horneando las canastitas 10 minutos en los moldes y 10 minutos fuera de ellos. Ferpecto.
El truco para desmoldarlas sin quemarse (ni engrasar nada) es usar dos cucharas soperas. Se insertan por los costaditos y voilá.
Así que repaso los pros:
- Canastitas que no se derriten sin importar la calidad de masa.
- No tener que hacer origami de masa de empanada.
- Canastitas mucho más grandes y voluptuosas (y más lindas también).
- No tener que lavar los moldes (¡con pasarles un trapito basta!).
En otros temas no tan apartados, me resulta algo loco que al final de cuentas gran parte de este blog esté dedicado justamente a la cocina. Será que de las cosas que hago, es algo que no me cuesta tanto compartir (no tengo planes de hacer tutoriales de porcelana fría, no).
Otra cosa que estuve haciendo este último tiempo (y tiene que ver con la cocina) es siguiendo al Temple of Evil. Lo encontré en una comunidad que frecuento y la verdad es que Nick (su dueño y autor) es un tipo muy buena onda, aparte de cocinar cosas interesantes y ricas (quiero probar su Naan de ajo). Hasta le di mi receta de cupcakes de Nutella. Me ha dicho que los dulces no son su fuerte, así que espero que la prepare. En especial porque también me ha dicho que jamás probó Nutella, ¡el muy hereje!