¿Cuánto tiempo sin escribir, no?
¡Juro que es por buen motivo! Ahí lo esplico.
Pues bien, sucede que hace varias semanas (énfasis en "varias") estoy de limpieza pre-primaveral. ¿Qué le voy a hacer? Es super molesto, pero la cantidad de porquerías que se acumulan suelen ser proporcionales al tamaño de la casa. Y mi casa se puede considerar grande.
Así las cosas, la limpieza jamás paró desde mi último post. Lo más interesante de todo fue haber "recobrado" el cuartito del fondo, que estaba lleno de porquerías.
Me resulta muy loco haberme mudado a finales de 2009 y recién ahora "plantar la bandera" en el cuartito. En términos de que en estos dos años y medio jamás había realmente limpiado el bañito o la ventana. Total, no se usaba para nada...
Ayer nos tocó ir a Easy para conseguir las últimas cosas como para tenerlo listo y usable. Lo más importante fue un espejo (baño sin espejo no es baño) y un chirimbolo para colgar el papel higiénico.
Mr. Dorima colocó todo ayer y hoy limpié todo a conciencia. Solo faltan algunos detalles mínimos para que esté finalmente despejado. :)
El título del blog va por algo que nos sucedió cuando volvíamos de Easy: Ya dentro del edificio nos dimos cuenta que el gato del vecino había vuelto a escaparse. Ni falta hace decir que bien abrí la puerta de mi departamento el gato se metió como pancho por su casa...
Siendo que yo estaba MUY cansada (estuvimos años parados en Easy) Mr. Dorima se ofreció a devolver el gato. Y, son dos pisos por escalera, vio?
Una vez en planta baja, Mr. Dorima tocó timbre y devolvió el gato... Y vio que no es una, sino que son dos señoras las que viven en el departamento de los gatos, y que de tan parecidas solo pueden ser hermanas. Cabe destacar que hacía tiempo que yo venía sin entender nada, ya que yo pensaba que era una sola señora la que vivía en el departamento, y tenía comportamientos algo contradictorios.
En términos de que a veces la veía y me saludaba, mientras que otras veces no era capaz de sostenerme la puerta si me veía que estaba por salir o entrar. Así que no se trata de una señora esquizofrénica, sino dos: una amable y otra... nada que ver.
Lo curioso de estas señoras no fue tanto verlas juntas, sino que al ir a devolverles el gato Mr. Dorima comentó algo de que al gato le debe gustar mucho nuestra casa. ¿La respuesta? Que si no lo queríamos. Que en serio.
O_o
La realidad es que la tentación fue grande. Tanto a Mr. Dorima como a mí nos gustan los gatos y desde que estuvo aquella tarde conmigo, tengo ciertas ganitas...
Pero después pienso en que al heredero mucho no le van las mascotas, que el sillón es nuevo y en lo cómodos que estamos así... Por último pienso en el minino, que está medicado (nunca supe de qué) y que le debe hinchar las pelotas compartir la casa con otros tres gatos y por eso se escapa.
¿La pura verdad? Me jode esto de pensarlo y pensarlo y no poder decidirme.
Así que solo me resta desearles a todos (los niños) un feliz Día del Niño. En especial al mío, vio?
Niño con su botín: remera de Mario Bros + Mario Kart 7 |
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